Las Candidaturas Independientes...

 Por Luis Eduardo García Alba


Con la reforma Constitucional de 9 de agosto de 2012 se abre una puerta a la participación ciudadana en la renovación del poder público.

Dicha reforma además de modificar el formato para la toma de Protesta Constitucional del Presidente de la República, crear la figura de la iniciativa preferente, las Consultas populares e iniciativas ciudadanas y ampliar las facultades de Control del Senado de la República, también plasmo en la Constitución la figura de las candidaturas ciudadanas a puestos de elección popular como algunos medios la llamaron, erróneamente, ya que todas las candidaturas son ciudadanas, por el simple hecho de que para postularse a un puesto de elección popular se necesita ser ciudadano de la República y reunir los requisitos del articulo 34 constitucional, para que una vez que se colman dichos requisitos se pueda acceder a las prerrogativas de los ciudadanos (art. 35 C.P.E.U.M.) así como a observar las obligaciones que ello implica (art.36 C.P.E.U.M.).
Desde que fue aprobada la reforma política, la señale de incompleta en otro artículo que publique criticando la reforma en comento (http://www.danielmvazquez91.blogspot.mx/2012/07/reforma-politica-dejaron-para-manana-lo.html).


¿Por qué la señalo de incompleta?  Sencillo, porque al menos 3 figuras incluidas por el constituyente permanente requieren para su exacta observancia de legislación reglamentaria, ya que nuestra Constitución apenas transita para dejar de ser Política, plagada de buenas intenciones, para llegar a ser una Constitución Jurídica Normativa, es decir, con eficacia directa, que la letra de la constitución pueda ser aplicada y observada sin necesidad de leyes reglamentarias.
Ahora bien, después de todo este preámbulo, enfoquemos la mirada a la figura de las candidaturas independientes.

Reformado y adicionado el articulo 35 de la Constitución, establece que entre los derechos de los ciudadanos están poder ser votado para todos los cargos de elección popular, teniendo derecho a solicitar el registro de candidatos, además de los partidos políticos, los ciudadanos que lo hagan de manera independiente sin la tutela de un partido político siempre y cuando reúnan los requisitos, condiciones y términos que determine la legislación.
Son estas últimas palabras las que hacen ineficaz dicha reforma, ya que el legislador no ha establecido esos requisitos, términos y condiciones para que materialmente puedan concretarse las reformas.
A la reforma le antecedió un amplio debate, aquí solo tres puntos a discusión:
v     Equidad en la competencia electoral.
v     Recursos disponibles para la campaña.
v     Los partidos políticos, el interés público y el papel del ciudadano como candidato independiente.
Hablar de equidad, es poner a competir a dos actores en un mismo plano, donde no haya desigualdad y ambos gocen de las mismas condiciones que los puedan llevar al triunfo.
En las candidaturas independientes, desde mi punto de vista no se da ese margen de equidad, tan sencillo como solicitar el acceso a medios de información, los cuales fueron regulados en la reforma electoral de 2007 que no hizo otra cosa mas que blindar el espacio público de los poderes fácticos.
Hasta antes de la reforma se celebraran contratos privados de Compra-Venta para la adquisición de tiempos en radio y Televisión, lo que resultaba era que quien ostentaba mas recursos económicos podía comprar más espacios en medios de comunicación.
Después de la reforma el IFE reparte esos tiempos dándole a cada partido político un porcentaje igual y otro atendiendo a la fuerza electoral del partido obtenido en la elección federal anterior, bajo este tenor a un candidato independiente se le puede asignar el porcentaje igual que gozan todos los partidos políticos sin problema alguno, la problemática aparecería en el tiempo que se le asignaría atendiendo a la fuerza electoral, ya que el candidato no tiene presencia en la elección Federal anterior, por tanto al no gozar de ese tiempo o quizá solo otorgándosele un pequeño porcentaje, se crea un marco de desigualdad.
El último proceso electoral desde mi perspectiva demostró que la población no vota por candidatos, sino más bien por partidos políticos, es común que al viajar en el transporte público, la gente diga que todos los partidos son iguales y que inclinan su voto a quien les regala más objetos durante la campaña, es decir, el pueblo ve en las elecciones como  un partido de futbol, donde pasan a ser aficionados y hasta fieles seguidores de “los rojos”, “los azules” o “los amarillos”, donde apuestan quien ha de ganar y quien ha de perder.
Un candidato independiente deberá luchar contra todo ello, tratar de cambiar esa ideología para que con su propia bandera, que serán sus propuestas y su plataforma electoral pueda mover masas de gente a su campaña.
Con todo lo anterior, cada que un candidato independiente pierda, atribuirá su derrota a este plano de inequidad, ya que hay personas que desde que votaron por primera vez y aun hasta sus sesenta años de edad siempre han votado por el mismo partido y tratar de cambiar ese aspecto, francamente me parece difícil.
Los recursos para una candidatura independiente deberán otorgarse del financiamiento público, con poca participación de capital privado, ya que el dinero podría provenir de fuentes ilícitas o bien de grandes consorcios corporativos generando que si el candidato llega a obtener el triunfo se dedique a gobernar antes que para el pueblo, para todos los actores que financiaron la campaña electoral, al final del día, los factores Reales de Poder manejarían a su antojo a los gobiernos, (como ya sucede en nuestro actual sistema de partidos)  cual si fueran marionetas, verbigracia “Juanito” en Iztapalapa.
Continuando, hablar de recursos, no solo es hablar de dinero, sino también de recursos humanos.
Se necesita un gran aparato administrativo para manejar una candidatura independiente, me voy al extremo en el supuesto de una candidatura ciudadana por la Presidencia de la República, éste aparato administrativo deberá tener presencia en las 32 Entidades de la República a fin de organizar todos los actos relativos a la campaña y finalmente operar como cualquier otro partido político.
Finalmente, los partidos Políticos son entidades de interés público y su fin es  “promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de la representación nacional y como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan y mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo”. (art.41, fracc. I, párrafo 2, C.P.E.U.M.)
Al Estado le interesa renovar sus poderes públicos de ahí que existan partidos políticos que inviten a ciudadanos y sean el trampolín para hacerlos llegar a ocupar cargos de elección popular y asi mantener vigente el sistema democrático en el que vivimos, asi pues los partidos políticos, como organización de ciudadanos satisfacen al Estado en una de sus necesidades que es la de renovar el poder publico, la pregunta es: ¿Un solo ciudadano, uno solo, puede satisfacer al Estado? Yo creo que no, y si fuera todo lo contrario se estaría ante un partido político nuevo cada tres años.
Las candidaturas independientes ya están previstas en nuestra Carta Magna, empero, no pasan de buenas intenciones, ya que para trasladarlo al campo de la eficacia directa, necesita leyes reglamentarias para su completa observancia y al ritmo al que trabaja nuestro órgano legislativo, siendo optimistas creo que en las elecciones de 2018 seremos testigos de alguna candidatura independiente, sino es que hasta nos quedemos con las ganas de verlas, con eso de que ya están formando un nuevo partido político.

Luis Eduardo García Alba
Estudiante de Octavo Semestre de la Licenciatura en Derecho.
Facultad de Derecho
Universidad Nacional Autónoma de México.

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