Con la reforma Constitucional de 9
de agosto de 2012 se abre una puerta a la participación ciudadana en la
renovación del poder público.
Dicha reforma además de modificar el
formato para la toma de Protesta Constitucional del Presidente de la República,
crear la figura de la iniciativa preferente, las Consultas populares e
iniciativas ciudadanas y ampliar las facultades de Control del Senado de la
República, también plasmo en la Constitución la figura de las candidaturas
ciudadanas a puestos de elección popular como algunos medios la llamaron,
erróneamente, ya que todas las candidaturas son ciudadanas, por el simple hecho
de que para postularse a un puesto de elección popular se necesita ser
ciudadano de la República y reunir los requisitos del articulo 34 constitucional,
para que una vez que se colman dichos requisitos se pueda acceder a las
prerrogativas de los ciudadanos (art. 35 C.P.E.U.M.) así como a observar las
obligaciones que ello implica (art.36 C.P.E.U.M.).
Desde que fue aprobada la reforma
política, la señale de incompleta en otro artículo que publique criticando la
reforma en comento (http://www.danielmvazquez91.blogspot.mx/2012/07/reforma-politica-dejaron-para-manana-lo.html).
¿Por qué la señalo de
incompleta? Sencillo, porque al menos 3
figuras incluidas por el constituyente permanente requieren para su exacta
observancia de legislación reglamentaria, ya que nuestra Constitución apenas transita
para dejar de ser Política, plagada de buenas intenciones, para llegar a ser
una Constitución Jurídica Normativa, es decir, con eficacia directa, que la
letra de la constitución pueda ser aplicada y observada sin necesidad de leyes
reglamentarias.
Ahora bien, después de todo este
preámbulo, enfoquemos la mirada a la figura de las candidaturas independientes.
Reformado y adicionado el articulo
35 de la Constitución, establece que entre los derechos de los ciudadanos están
poder ser votado para todos los cargos de elección popular, teniendo derecho a
solicitar el registro de candidatos, además de los partidos políticos, los
ciudadanos que lo hagan de manera independiente sin la tutela de un partido
político siempre y cuando reúnan los requisitos, condiciones y términos que
determine la legislación.
Son estas últimas palabras las que
hacen ineficaz dicha reforma, ya que el legislador no ha establecido esos
requisitos, términos y condiciones para que materialmente puedan concretarse
las reformas.
A la reforma le antecedió un amplio
debate, aquí solo tres puntos a discusión:
v Equidad en la competencia electoral.
v Recursos disponibles para la
campaña.
v Los partidos políticos, el interés
público y el papel del ciudadano como candidato independiente.
Hablar de equidad, es poner a
competir a dos actores en un mismo plano, donde no haya desigualdad y ambos
gocen de las mismas condiciones que los puedan llevar al triunfo.
En las candidaturas independientes,
desde mi punto de vista no se da ese margen de equidad, tan sencillo como
solicitar el acceso a medios de información, los cuales fueron regulados en la
reforma electoral de 2007 que no hizo otra cosa mas que blindar el espacio
público de los poderes fácticos.
Hasta antes de la reforma se
celebraran contratos privados de Compra-Venta para la adquisición de tiempos en
radio y Televisión, lo que resultaba era que quien ostentaba mas recursos
económicos podía comprar más espacios en medios de comunicación.
Después de la reforma el IFE reparte
esos tiempos dándole a cada partido político un porcentaje igual y otro
atendiendo a la fuerza electoral del partido obtenido en la elección federal
anterior, bajo este tenor a un candidato independiente se le puede asignar el
porcentaje igual que gozan todos los partidos políticos sin problema alguno, la
problemática aparecería en el tiempo que se le asignaría atendiendo a la fuerza
electoral, ya que el candidato no tiene presencia en la elección Federal
anterior, por tanto al no gozar de ese tiempo o quizá solo otorgándosele un pequeño
porcentaje, se crea un marco de desigualdad.
El último proceso electoral desde mi
perspectiva demostró que la población no vota por candidatos, sino más bien por
partidos políticos, es común que al viajar en el transporte público, la gente
diga que todos los partidos son iguales y que inclinan su voto a quien les
regala más objetos durante la campaña, es decir, el pueblo ve en las elecciones
como un partido de futbol, donde pasan a
ser aficionados y hasta fieles seguidores de “los rojos”, “los azules” o “los
amarillos”, donde apuestan quien ha de ganar y quien ha de perder.
Un candidato independiente deberá
luchar contra todo ello, tratar de cambiar esa ideología para que con su propia
bandera, que serán sus propuestas y su plataforma electoral pueda mover masas
de gente a su campaña.
Con todo lo anterior, cada que un
candidato independiente pierda, atribuirá su derrota a este plano de inequidad,
ya que hay personas que desde que votaron por primera vez y aun hasta sus
sesenta años de edad siempre han votado por el mismo partido y tratar de
cambiar ese aspecto, francamente me parece difícil.
Los recursos para una candidatura
independiente deberán otorgarse del financiamiento público, con poca
participación de capital privado, ya que el dinero podría provenir de fuentes
ilícitas o bien de grandes consorcios corporativos generando que si el
candidato llega a obtener el triunfo se dedique a gobernar antes que para el
pueblo, para todos los actores que financiaron la campaña electoral, al final
del día, los factores Reales de Poder manejarían a su antojo a los gobiernos,
(como ya sucede en nuestro actual sistema de partidos) cual si fueran marionetas, verbigracia
“Juanito” en Iztapalapa.
Continuando, hablar de recursos, no
solo es hablar de dinero, sino también de recursos humanos.
Se necesita un gran aparato
administrativo para manejar una candidatura independiente, me voy al extremo en
el supuesto de una candidatura ciudadana por la Presidencia de la República,
éste aparato administrativo deberá tener presencia en las 32 Entidades de la
República a fin de organizar todos los actos relativos a la campaña y
finalmente operar como cualquier otro partido político.
Finalmente, los partidos Políticos son
entidades de interés público y su fin es “promover la participación del pueblo en la
vida democrática, contribuir a la integración de la representación nacional y
como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al
ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas
que postulan y mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo”.
(art.41, fracc. I, párrafo 2, C.P.E.U.M.)
Al Estado le interesa renovar sus
poderes públicos de ahí que existan partidos políticos que inviten a ciudadanos
y sean el trampolín para hacerlos llegar a ocupar cargos de elección popular y
asi mantener vigente el sistema democrático en el que vivimos, asi pues los
partidos políticos, como organización de ciudadanos satisfacen al Estado en una
de sus necesidades que es la de renovar el poder publico, la pregunta es: ¿Un
solo ciudadano, uno solo, puede satisfacer al Estado? Yo creo que no, y si
fuera todo lo contrario se estaría ante un partido político nuevo cada tres
años.
Las candidaturas independientes ya
están previstas en nuestra Carta Magna, empero, no pasan de buenas intenciones,
ya que para trasladarlo al campo de la eficacia directa, necesita leyes
reglamentarias para su completa observancia y al ritmo al que trabaja nuestro
órgano legislativo, siendo optimistas creo que en las elecciones de 2018
seremos testigos de alguna candidatura independiente, sino es que hasta nos
quedemos con las ganas de verlas, con eso de que ya están formando un nuevo
partido político.
Luis Eduardo García Alba
Estudiante de Octavo Semestre de la
Licenciatura en Derecho.
Facultad de Derecho
Universidad Nacional Autónoma de
México.
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