El Conflicto en Gaza y el Olvido de las Raices Cristianas

Por Oscar Ortega Espinosa,



Ciertamente en todo tema de discusión surgen dos bandos bastantes encontrados; en el caso de un conflicto tan horripilante cual lo es el vivido en la Franja de Gaza no tardan en aparecer los partidarios de uno y otro contrincante, igual que si fuera un partido de fútbol, aunque la profundidad del tema no permita las futilidades y venalidades propias del apoyo a un equipo de aquel deporte.

            En este oscuro tema, inclusive para los analistas más serios, están posicionados los amigos de Israel, en su mayoría judíos; aunque no cesan de aparecer detrás de ellos una égida de evangélicos, que han visto en las escrituras la creación del Estado de Israel como un signo escatológico,  vinculado esto desde una visión de espera en un Mesías victorioso.

            En cambio, del lado de los palestinos, la comunidad islámica trata de fracturar esa cabeza de puente que es el Estado de Israel. Independientemente de sus separaciones dogmáticas, los musulmanes están unidos en su intención de dar al traste con la existencia de este “Estado invasor”. Vienen en su apoyo, los izquierdistas de todo el mundo, que ven en la custodia de los débiles, los humillados y desprotegidos su misión en la vida. ¿Qué pueblo más vilipendiado hay ahora que el pueblo palestino?

            En el choque entre lo religioso y la lucha por la injusticia internacional son olvidados los cristianos perseguidos en Medio Oriente, que han sufrido más que los palestinos, quienes al menos pueden decir que un grupo radical los secunda. ¿Quiénes serán los cruzados que liberarán a los cristianos en este siglo XXI? Los judíos, en su odio hacia los cristianos por el antisemitismo, se unen el desprecio que entre algunos evangélicos merecen los cristianos en general frente a los judíos, pueblo de la Alianza Eterna con Dios. Los musulmanes, recelosos de los cristianos en su mayoría, gozan junto con los radicales en su conversión. A los izquierdistas, las diversas Iglesias son símbolos de opresión dondequiera que se encuentren, así que no importará mucho su eliminación en países lejanos desde los cuales no sentirán sus efectos.

            En la toma de posiciones, de manera velada, es expresada la tendencia descristianizante y anticristiana que está expresándose en Occidente desde hace unos años. Postura que es cada vez más evidente cuando tenemos en cuenta que estas persecuciones está siendo realizadas en las primeras zonas donde el cristianismo extendió su labor evangelizadora.  Esto servirá para notar en un efecto secundario, una tendencia general que pareciera olvidarse.

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