Reforma Política; Dejaron Para Mañana Lo Que Pudieron Hacer Hoy

Por Luis Eduardo Garcia Alba

El día 18 de julio termino el viacrucis de la Reforma Política, misma que inicio a discutirse desde el año 2007.

Tengamos presente que nuestra Carta Magna es una Constitución rígida, es decir que no puede ser reformada o adicionada por el Legislador ordinario, requiere de un procedimiento complicado, sumamente dificultado para su enmienda, como puede apreciarse en su artículo 135, el cual establece que para que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos sea adicionada o reformada, el Congreso de la Unión, por el voto de dos terceras partes de los individuos presentes esté de acuerdo con las modificaciones y éstas sean aprobadas por la mayoría de las legislaturas de los Estados, es decir, la mitad más uno, quedando en 17 el número de Congresos que deben estar de acuerdo con la modificación.

Ayer la Comisión Permanente computó el voto de 17 congresos que aprobaron las modificaciones a la Constitución por concepto de Reforma Política, dichas Legislaturas son las de Aguascalientes, Baja California, Campeche, Chihuahua, Colima, Durango, Hidalgo, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Querétaro,  Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Veracruz, Yucatán y Zacatecas. Por lo que quedo aprobado el Decreto que Reforma y Adiciona una serie de artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos por concepto de Reforma Política y se envía al Poder Ejecutivo para que lo publique en el Diario Oficial de la Federación.

Entre los puntos que se aprobaron, sobresalen los siguientes:
1)    Se dan opciones para la toma de Protesta Constitucional del Presidente de la República.
2)    Iniciativa preferente del Presidente de la República.
3)     Candidaturas ciudadanas a puestos de elección popular.
4)    Consultas populares e iniciativas ciudadanas.
5)    Se amplían las facultades del Senado de las República.
Fue otra vez una reforma a la mitad, ya que se dejaron fuera otros temas de mayor importancia tales como: la Segunda vuelta en las elecciones presidenciales, la revocación de mandato, la reelección legislativa y de Alcaldes, la reducción o eliminación de diputados plurinominales, por mencionar algunos.

Resulta patético, desde mi punto de vista que algunos senadores califiquen a dicha reforma con la misma importancia a la de 1977, promovida por Jesús Reyes Heroles y que sin duda abrió el sendero para que México iniciara una transición política que culminó en el año 2000, cuando por primera vez el partido hegemónico que durante 70 años se había mantenido en el poder perdió la elección presidencial.

El senador Manlio Fabio Beltrones presumió que se obtuvieron  nuevos instrumentos para dialogar entre poderes, que se otorgó más poder a los ciudadanos y se les disminuyo a los partidos políticos, quitándoles el monopolio de que únicamente por medio de ellos se pudiera tener acceso a una candidatura a un puesto de elección popular.

Yo le diría al senador, que lo que nuestro país necesita y lo que nuestro sistema político requiere es fijar la atención en la creación de mecanismos de pesos y contrapesos y de colaboración  entre el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo, en pocas palabras, debemos cambiar la dirección de la forma de cómo se ejerce el poder público.

Soy de las personas que opinan que nuestro Sistema Presidencial está por demás rebasado, que debemos optar por figuras del sistema parlamentario que sin duda se adecuarían a nuestra realidad, tal es el caso de implementar un Gobierno de Gabinete, en donde además de ratificar algunos puestos del gabinete por el Congreso de la Unión,  se  vinculen las funciones de los secretarios de Estado y éstos se vean obligados a rendir informes al Congreso de la Unión, claro, siempre y cuando en la legislación secundaria se estipulen cuáles serán los temas por lo que los Secretarios deberán comparecer ante el Congreso de la Unión y no nada más por capricho de éste último.  Que quede claro que no hablo de pasar del Sistema Presidencial al Sistema Parlamentario de la noche a la mañana, pero sí de ir adoptando figuras y adecuándolas a nuestro Sistema Político.

Lamento no avanzar a un semi-parlamentarismo, ni a un parlamentarismo, es más ni a un semi-presidencialismo y optar por un “Presidencialismo  Modernizado”, que en lugar de eliminar “los fantasmas de una regresión” como lo dijo el senador Beltrones, solo los fortalecen, ya que el Ejecutivo quedó más fortalecido con la llamada Iniciativa Preferente y con las nuevas opciones que se le dan para rendir la protesta constitucional de su mandato.

Es un insulto que nuestro empleado, nuestro mandatario, se le dé la posibilidad de rendir protesta ante el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no le quito valor al Poder Judicial ni mucho menos le menosprecio, empero es una atribución que desde mi punto de vista no le corresponde.

El artículo 39 Constitucional señala que la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo y que todo Poder  Público dimana y se instituye a beneficio de éste. Es por ello que considero menester que nuestro mandatario rinda protesta ante el Congreso de la Unión, ya que dicho poder constituido es el representante directo del pueblo, que nosotros delegamos esa soberanía de la que habla el numeral 39 de Nuestra Carta Magna a nuestros Legisladores, tanto a la Cámara de Diputados, representantes directos del pueblo, como a la Cámara de Senadores, representantes del Pacto Federal y de las Entidades Federativas, aunque a decir verdad de ésta última, en el ejercicio terminan representando a partidos políticos.

Es por ello que considero que el Presidente de la República rinda protesta Constitucional ante el H. Congreso de la Unión, un punto por lo que considero un tanto desatinada esta reforma a nuestra Ley Fundamental, que abre la posibilidad de que se rinda protesta ante las mesas directivas del Congreso de la Unión y no ante el Pleno, o si no existieran las condiciones favorables, se da la posibilidad de rendir la protesta Constitucional fuera del Palacio Legislativo de San Lázaro.

Otro punto que no me gustaría dejar de mencionar es la facultad al Poder Ejecutivo de mandar iniciativas preferentes, ya sea de ley o de reformas, al Congreso de la Unión, el cual se verá obligado a dar trámite a dichas iniciativas y no como en muchas ocasiones a congelarla y dejar pasar el tiempo.

Es importante mencionar que sólo podrá presentar hasta dos iniciativas de este tipo el día de apertura del periodo ordinario de sesiones del H. Congreso de la Unión, o anunciar el carácter de preferenciales a dos que hayan sido presentadas con anterioridad; con ello se busca que el Poder Legislativo no pueda archivar iniciativas del Poder Ejecutivo, ni viceversa.  Sin duda alguna con ello se refuerza el poder del Presidente.

Celebro la inclusión al texto Constitucional de las Candidaturas ciudadanas, con las cuales desaparece el monopolio que tenían los partidos políticos al ser necesarios para poder acceder a candidaturas de elección popular, mismas que serán efectivas en las elecciones de 2015; así como también la inclusión de consultas ciudadanas e iniciativas de ley ciudadanas, que aunque ya eran una realidad, ahora ya no se requerirá hacerlas por medio de nuestro diputado.

Empero, con esta reforma a la Constitución, se ven obligados a reformar la ley secundaria, en cuestiones tales como fiscalización a candidatos independientes, así como la forma y cantidad de dinero público que se les debe otorgar a los candidatos ciudadanos, todo ello debe debatirse y estudiarse con detenimiento para evitar caer en una plutocracia, en donde la riqueza comenzaría a jugar un papel importante.
Es por todo lo anterior que mientras no se reforme la ley secundaria, dichas figuras de participación ciudadana estarán plasmadas en la hoja de papel, pero será difícil llevarlas a la práctica.
Por último se le adicionaron facultades al Senado  de ratificar el nombramiento de comisionados de órganos reguladores como lo son la Comisión Federal de Competencia (COFECO), la Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL) entre otros.

Concluyo haciendo alusión a lo que dije desde un principio, es una reforma a medias, es una reforma que supuestamente buscaba dar solución a los problemas surgidos desde el 2006 pero que quedo muy incompleta, si fuera pesimista diría que los problemas de este año los estarán resolviendo hasta el 2018, pero tengo fe en que esta Legislatura entrante se pondrá a trabajar de inmediato para evitar más frases como la de: “haiga sido como haiga sido” o la de “sufragio en efectivo”. Urge trabajar para volver ilegal, lo que hasta el día de hoy es ilegitimo.


Luis Eduardo García Alba
Estudiante de Séptimo semestre de la Licenciatura en Derecho
Facultad de Derecho
Universidad Nacional Autónoma de México.
Correo Electrónico: lic.garcia17@gmail.com

1 comentario:

  1. La cuestión de que el Presidente tome o pueda tomar protesta en diversos escenarios se me hace absurdo porque, si bien concuerdo con que debe hacerlo ante el Congreso y más en específico ante la Cámara de Diputados, también debemos recordar que se trata de un acto meramente protocolario del cual no depende o no es requisito para que el presidente electo ejerza sus funciones como tal. Luego entonces, es una reforma estúpida en cuanto a que se le dio tiempo para su discusión, “análisis” y aprobación cuando hay temas más importantes que lo merecían.
    Sobre la iniciativa preferente del Presidente, no creo que se le estén dando más facultades y fortaleciendo su figura, sino más bien se trata de ajustar ese sistema de pesos y contrapesos dándole la posibilidad al Presidente de que dos de sus iniciativas sean el centro de discusión del Congreso, sin que aquél esté condicionando el trabajo de éste.
    Finalmente quisiera comentar sobre las candidaturas ciudadanas, y es que evidentemente se trata de un tema novedoso y que hacía falta en nuestro país, sin embargo el tema a discusión ahora es precisamente el que comentas: las reformas a la ley secundaria siempre deben estar a la orden del día una vez hecha la reforma constitucional porque de lo contrario pierden eficacia dichas reformas constitucionales, lo peor del caso es que sólo nos quedamos con ese “tendré fe en que se pongan a trabajar” puesto que es una triste realidad de lo que esperamos que hagan “nuestros representantes”.

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