Pareciera que este año pinta bien en
ciertas cuestiones y mal en otras. El contexto del país no parece mejorar: Los
normalistas siguen desaparecidos, la lucha los ha rebasado desde hace más de un
mes y ahora padres de familia ya son líderes del movimiento y ya hay
enfrentamientos con militares; se habla de incineradores secretos del ejercito,
de corrupción y de indignación, que no va
más allá. El movimiento social #NosFaltan43 #SomosAyotzinapa
#VivosLosQueremos, o de cualquier modo se encuentra en un estado incierto.
Por un lado de la moneda el movimiento ha
tomado fuerza, ha abarcado y ha tenido alcances más grandes de los que se
pensaba, de talla internacional; por otro lado, la violencia se ha vuelto
mayor, más cruda, más dirigida. Se habla de los normalistas, pero en unos
sectores, en ciertas mesas familiares, en algunas aulas o en todas, no se sabe.
La lucha se sostiene con otras luchas, los estudiantes, los jóvenes.
¿Cuánto durará?, sin olvidar que México es el
país donde los movimientos sociales son como “de chisguete” , es decir, que
inician, se propagan, toman fuerza, y terminan inconclusos, como olvidados.
Más noticias, más movimientos, verdades y
verdades a medias circulan en la vox populi.
Este año pinta para muchas cosas, pero es
una verdad que no sabemos a ciencia cierta ni a verdad atinada lo que sucederá.
No es mi necesidad hablar teleológicamente y hacer supuestos ni preguntas al
aire; sino decir, que es tiempo de reflexionar.
Enero, primer mes de 2015, nos puede servir
como parteaguas para inciciar nuevos proyectos, nuevas metas o continuar con
las inconclusas. Pero también como punto de reflexión, sobre lo acontecido, lo
que ha pasado y cómo lo hemos llevado.
Escuchaba una capsula de Slavoj Žižek,
donde hablaba y hacía la reflexión, de cómo a lo largo de la historia humana,
en especial del siglo XIX, XX y XXI se había llevado al capitalismo y a la
lucha anticapitalista. En su reflexión, comentaba que XIX fue el siglo donde se
piensa el obrero, el sistema, sus contradicciones y la lucha; siglo XX nos
demostró que esa lucha no era más sostenible, que los sistemas socialistas
habían fracasado, que el marxismo parecía ya no dar más. El siglo XXI, ponía en
claro, tenía que ser uno en el cual se debía pensar, en lugar de luchas,
repensar.
Pareciera que las palabras de este filosofo
llegan en buen momento. ¿Qué sigue este año?. ¿Dónde quedan las luchas?.
Pienso, francamente, que hoy día es
necesaria la lucha, por ideales, por justicias. Pero es necesario también
pensar nuestras luchas, limitarlas de ser posible y dejar aparte los
idealismos, las utopias. Afrontar como es nuestro gobierno, nuestro sistema y
repensar ese mismo sistema; para después, actuar.
La semana pasada leí un libro llamado
Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. Plantéa una distopía donde el conocimiento, es
causa de diferencias entre las personas, y por ende de los conflictos entre
ellas. En este futuro, la sociedad esta sumida en una lógica donde el trabajo
es lo primordial, además de la diversión. Los libros son quemados, porque son
fuente de conocimiento, y de la infelicidad.
Me lleva a pensar, si es que en nuestra
sociedad actual, realmente estamos utilizando el conocimiento como debería.
¿Dónde queda el conocimiento?, ¿Dónde
quedan los intelectuales?, ¿Qué estamos haciendo mal?.
Si es momento de hacer, es momento de
pensar. Confío en que este sea un buen año, tanto en lo social, lo político y
lo académico, para México, en especial. Que los momentos sociales cumplan sus
cometidos y que la sociedad vaya por mejor camino. Tal vez suena muy idealista,
pero a estas alturas, es lo que tengo.
Un abrazo a todos, compañeros, estudiantes,
lectores y sociedad.
Es momento de repensar.
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