Por Eder Falcao Jiménez Macario
Para la Ciencia Política el concepto conflicto se interpreta desde la acción social; como una riña o enfrentamiento, los cuales siempre están presentes en la vida social. Los conflictos se pueden dar entre dos Estados al igual que entre una asociación patronal o sindical, o entre padres e hijos. Las teorías sociales tienen como elemento común el hecho de que están basadas en contradicciones, o relaciones que generan tensión entre los elementos de la estructura de un grupo, organización o sociedad.
Las contradicciones o relaciones que generan
tensión por lo común, tienen que ver con las sanciones o normas impuestas por
un grupo a otro; y por otro lado el desequilibrio económico, político, social e
ideológico entre Estados, grupos, sociedades, provocan durezas, dado que en las
sociedades humanas se van generando bienes materiales.
La cuestión ideológica en los poderes
políticos genera conflictos entre grupos o Estados, que tratan de imponer sus
ideas, porque piensan que éstas son las
correctas antes que cualquier otra idea; por ejemplo, el choque político y de
tensión mundial entre URSS y los EE.UU. a nivel mundial, fue producto de
diferencias ideológicas y económicas, que derivaron en un conflicto a largo
plazo, sin llegar a un enfrentamiento físico.
En la Ciencia Política la Teoría del Conflicto tiende a dos posturas, la
primera inspirada en el Marxismo la cual
tiende a una teoría de la revolución, y la segunda está inspirada en la
Teoría liberal del conflicto manejada a través de las instituciones. Mientras
que la primera se remonta a los trabajos de Marx, Engels y Lenin, la segunda se
apoya sobre todo en Max Weber y Georg Simmel. Para Weber las clases económicas
no son suficientes para identificar a los privilegiados y poderosos de una
sociedad. (Nohlen, 2002: 08).
De palabras de Max Weber, Muñiz y Germán
definen conflicto político como… “la lucha
entendida como aquella relación social en la que la acción es presidida por la
pretensión de imponer la voluntad propia contra la resistencia del otro o de
otros agentes; lo que significa que en realidad la causa del conflicto es el odio,
la envidia, la necedad y la ambición”. (2007:109).
De este modo, el
conflicto implica posiciones
antagónicas y oposición de intereses entre dos o más individuos o grupos con
intereses contrapuestos. El conflicto no es necesariamente una lucha efectiva,
sino también latente.
Entre
los conflictos que pueden surgir entre agentes, grupos o estados, se encuentran
los provocados por el antagonismo ideológico. Por
ejemplo los conflictos religiosos han tenido una influencia significativa en el
curso de la historia, como se evidencia en la historia europea en los siglos
XVI y XVII, con la reforma protestante y la separación de la iglesia católica.
De la misma manera, éste es el ambiente que ha predominado después de la
Segunda Guerra Mundial y hasta la actualidad, principalmente en Medio Oriente,
donde ha resaltado el antagonismo religioso.
Recientemente han surgido
teorías que ponen el acento en la conflictividad religiosa y entre
civilizaciones como fuente fundamental de la dinámica de las relaciones internacionales
actuales. Huntington argumenta… “que la siguiente confrontación de Occidente va
a producirse con el mundo musulmán. Es en la extensión de las naciones
islámicas, desde Magreb a Pakistán, donde comenzará la lucha por un Nuevo Orden
Mundial”. (1995:285). Desde este punto de vista, la conflictividad actual entre
Oriente y Occidente se entiende como un “choque entre civilizaciones”, donde civilización
a su vez debe entenderse… “como una
cultura cerrada con tradición hermética e impermeable que entra en conflicto al
momento de relacionarse con otras civilizaciones diferentes” (Robbins, 1994:3).
Por otro lado, tenemos el factor económico, que ha sido
causa de conflictos, y que surge como consecuencia de intereses materialistas,
y en la apropiación de las materias primas y bienes diversos, lo que ha
desembocado en innumerables guerras y choques.
Desde el siglo XIX han surgido teorías que ponen el
acento en el factor económico como fuente fundamental del devenir de la
historia y de la conflictividad en las relaciones internacionales; por ejemplo,
para Marx, “toda la historia (incluido el derecho, la filosofía, la religión,
el arte y toda la ideología), se reduce, en última instancia, a la evolución de
los factores sociales y económicos” (Neira, 1986:200).
De igual modo,
en el siglo XX, la Teoría de la Elección Racional ha ofrecido un marco teórico
para explicar la conflictividad de carácter económico entre agentes. Cuando se
interpreta a un agente, se analizan sus decisiones individualistas orientadas a
un fin económico. (Elster, 2009).
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