Por Alan Rafael Orantes Rivera
La comunicación es
precisamente el fundamento mediante el cual los individuos de una sociedad se
pueden desenvolver y transmitir sus ideas sea del ámbito del que sean. Mediante
la correcta comunicación el planteamiento de propuestas encaminadas a la
resolución de un objetivo es claro y se puede realizar eficazmente, pero no
toda transmisión de ideas asegura su comprensión.
En la actualidad la
información que se adquiere tanto por los medios de comunicación como en la
cotidianidad de la rutina diaria es dispersa y no asegura su certeza por lo
tanto los individuos integrantes de una comunidad deben de ser críticos ante la
presentación de hechos ya que para poder tener un criterio no solo deben
adoptar la postura de una sola fuente de difusión; el papel de la oratoria en
el devenir histórico es fundamental para resolver la postura de los individuos
o simplemente para transmitir un mensaje el cual se pueda comprender y
analizar, tomemos por antecedente a Theodore Roosevelt gran político, luchador
defensor de la opinión pública y en virtud de su cargo más relevante Presidente
de los Estados Unidos de América.
La importancia de
la oratoria para la figura que fue Roosevelt se centra en el desempeño de su
carrera militar ya que el mensaje que transmitía a sus receptores no solo
estaba fundamentado en hechos históricos sino además implementaba el desarrollo
de un discurso foral, es decir que la palabras que pronunciaba estaban
dirigidas a una audiencia, a un foro; el hecho de implementar un discurso de
carácter foral determina por finalidad
que la audiencia sea simpatizante del mensaje transmitido, en este punto
se debe hacer referencia que la composición del contenido del discurso es
imperante en el destino que determinara la opinión del receptor.
Además de tener
coherencia y fundamentarse en hechos verídicos los versos del discurso deben
contener en él de manera implícita los ideales que enardecen las mentes de los
receptores, los cuales de manera notoria estarán visibles ante la sintaxis del
emisor, retomando uno de los discursos de la figura pública antes mencionada pronunciado el 2 de junio de 1897 en el
Colegio de la Marina
de Guerra de los Estados Unidos se mencionan
las palabras que marcaron a una clase de soldados: "Sangre,
esfuerzo, lágrimas y sudor".
Como se observa en
la sintaxis de las palabras utilizadas existe un ideal de valor que permea las
mentes de los militares, este hecho subjetivo que se desarrolla en mentes
ajenas se logra también a través del énfasis denotado en las palabras que contiene el discurso.
No es un hecho
privativo de naciones ni de individuos el que surjan oradores capaces de
distinguirse ante la sociedad y jugar un papel relevante ante los
acontecimientos que requieran expresarse de manera precisa y objetiva, sin
embargo en una percepción de lo que se considera correcto o incorrecto parte de
la idea de optar para quien es útil la oratoria, ya que al no tener gran
contenido en el discurso pero tener figuras retoricas como aforismas,
eufemismos y sofismas la audiencia que
recibe el mensaje se inclina ante las pretensiones que son propuestas por
voluntades ajenas a una causa establecida.
Es urgente en la
sociedad no solo obtener una conciencia sobre los hechos acontecidos en el país
sino además ser consientes de la información que adquieren y las fuentes de
quien la obtienen ya que como en un principio se preciso es fundamental ser
crítico ante la realidad en la que habitamos.
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