Septiembre; México y la Creación de un Imperio

Por Gabriel Muñiz Mendoza


Septiembre no puede terminar sin hacerle honor al apelativo que con el que carga en nuestro país “mes de la patria” y es que, precisamente septiembre es el mes con el acontecimiento más importante para su historia de la misma forma que lo es para las demás naciones americanas, su independencia.

Las independencias de Iberoamérica tuvieron como tendencia el dominio de diversos hombres en sus movimientos, caudillos llamados por algunos o para el imaginario colectivo “héroes”, llamadas por la historia de sus países como los “padres de la patria” y a los cuales particularmente en México lanzamos vivas en su honor la noche del 15 de septiembre.
Pero, ¿a quiénes reconoce la historia oficial como sus héroes? ¿A aquellos que dirigieron, a los que lucharon, a los que vencieron? La historia patria, propiciada por las malas políticas educativas, los ideales de los que ostentan las máximas magistraturas del país y un visible conformismo en gran parte de la población así como la falta de acceso a la educación han hecho que se geste aquello que llamamos “historia de bronce” esa bonita (pero nefasta) historia construida alrededor de nuestros personajes embellecida con laureles y rosas.
Tenemos entonces dos bandos constituidos a lo largo y ancho de nuestra revuelta historia, los héroes y los villanos, distintos a través del tiempo pero coincidentes en que los villanos pierden siempre. Es simplemente curioso el observar que aunque es usual que los héroes sean quienes ganen muchos de ellos no hayan sido tales sino más bien unas personas bien intencionadas que no lograron su objetivo.
Así tenemos a un Hidalgo que jamás supo que luchaba por una patria independiente, a un Morelos que traicionó el movimiento, un Mina que luchaba contra el rey indirectamente y muchos otros “héroes” de la independencia que no sabían bien a quienes iban a favorecer en un futuro.
¿Qué nos dejan al final? Por supuesto que es de reconocer su liderazgo, su valentía en el combate, su buena voluntad; pero al final nos dejaron un país acostumbrado al caudillaje, a tener siempre un líder en lugar de un pueblo organizado.
Hoy se cumplen 193 años de que se firmase el acta de independencia de México la cuan no proclamaba una república sino un imperio. Y, ¿qué hemos aprendido de esto? Sí, tenemos un régimen presidencial ya no un imperio pero, ¿realmente aprendimos algo? Seguimos siendo un pueblo que al igual que nuestros ancestros que vivieron hace ya doscientos años y aún más atrás gusta de ser mandados por un hombre o un pequeño y selecto grupo. Un pueblo poco preocupado al que no le importa mucho si sus derechos son pisoteados o no, algo que a todas luces está mal pero que es un gusto adquirido.
No se trata de desobediencia ni de anarquía sino de un crecimiento en la conciencia del mexicano que haga de la patria no el imperio con un monarca a la cabeza, con grandes extensiones territoriales, con nobleza y bellas princesas, sino el tipo de imperio que lega ideas al mundo. Al final los imperios no duran en el tiempo y en el espacio, lo que perdura son sus ideas y aportaciones al mundo.

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