¿México, un Estado de Derecho fallido o Debilitado?

Por José Martín Lugo Vizcaya

La mañana del viernes 28 de Noviembre del 2014, fue para un servidor  y seguramente para muchos de las y los  mexicanos un día de cuestionamientos,  de  reflexión, en el que internamente nos  preguntábamos  si todo estaba bien, ya que por un lado nuestra  esperanza nos decía  que confiáramos  en el mensaje y los diez planes  de acción que un día antes  el Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos dirigió a la nación,  según él;   para  curar al país, que considero, se encuentra en terapia intensiva;  y por el otro la terrible  realidad, él ya me canse de confiar en las Instituciones que al parecer su mínimo común denominador es la corrupción, y que se están viendo superadas  en la lucha contra la violencia desatada entre otras cosas.- Poniendo en consecuencia en jaque el supuesto Estado de Derecho que aseguran; tenemos. 
Ahora bien, Estado Fallido se ha convertido recientemente en un concepto muy  utilizado y cuestionado  por la población mexicana en general, y de manera institucional por las fracciones políticas constituidas en nuestro país, en dónde consideran  que el Estado no funciona adecuadamente que ha perdido sus funciones en determinados aspectos o territorios donde debería ser dueño absoluto de ellos. Intentan denotar que el Estado se encuentra en crisis: social, económica y política; y que esto es malo, casi terrible.
También suelen decir o insinuar que esa supuesta condición de Estado fallido en México se debe principalmente al control hegemónico que mantiene el narcotráfico (crimen organizado) en ciertos territorios y aspectos (económico, político, cultural) en nuestro país, y de la violencia que se ha desatado al combatirlo, pero no solo eso, también a la estratosférica corrupción que existe en nuestra clase política gobernante, además en la evidente incapacidad estratégica de las instituciones. 
Sin embargo el problema es que el concepto de  “Estado Fallido”  está rodeado de mitos, por lo cual no es comprendido a ciencia cierta,  aunque es difícil hegemonizar un concepto.-  Podríamos considerarlo como el fallo del Estado para asegurar su función principal que es en el concepto clásico de Max Weber, mantener el monopolio legítimo de la violencia política.-                 Luego entonces podríamos determinar que el Gobierno sigue teniendo ese control por medio de una supuesta violencia legítima, que a mi parecer es una represión total al derecho de manifestarse, el cual está consagrado como una  garantía  de todas y todos los Mexicanos.-  Siguiendo con la línea de intentar definir el concepto que nos ocupa, obedece más a situaciones comprometedoras y hostiles como guerras civiles, golpes de estado, inoperancia absoluta del  gobierno, guerras con el exterior y la existencia de guerrillas que disputan el control territorial.
Por otro lado y ante la ineficacia institucional y la evidente corrupción  podemos hablar de una debilidad de las instituciones, dando apertura para  nombrar como concepto alternativo al “Estado Débil”,  mismo que puede ser catalogado como la operación ineficaz de sus Instituciones para actuar en su territorio, evidenciando la debilidad en sus funciones básicas tanto jurídicas cómo de seguridad, además de su baja capacidad de interceder en la vida política del país.
Es decir, un Estado Débil es aquel que en su territorio abunda la corrupción, impunidad y la violencia desmedida, en donde si bien es cierto el Gobierno intenta justificar el uso legítimo  de la fuerza pública  para combatir la inestabilidad del mismo cando uno de los problemas más grandes es la violencia, y en dónde sus gobernados son los más perjudicados.

Es por lo anterior que considero  a México cómo un  Estado de Derecho Débil, antes que un Estado de Derecho Fallido,  dónde aparentemente y por medio de la violencia el Gobierno dice tener controlado el Estado de Derecho, pero por otro lado no pueden ocultar que sus instituciones tienen la línea de la corrupción, de la inoperancia, en dónde el crimen organizado les está ganando la partida, con una ola de violencia desmedida, en dónde integrantes de las misma instituciones son participes,  pero lo más grave aún para ellos, es que sus gobernados están con la consigna de “ YA ME CANSE”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario