México es un
país que por azares del destino se halla se enclavado en distintos círculos, ya
sea geográficos, políticos, económicos o culturales. Y esto, que bien pudo ser
aprovechado fue pasado por alto. México se encuentra en América del Norte;
forma parte de la mayoría de las organizaciones mundiales, dígase ONU y
derivados; pertenece a la zona económica engendrada del TLCAN y por último y es
lo que a este artículo atañe, México es parte de América Latina.
América Latina es un ente que a
muchos antojaría decir que tiene vocación de mártir, ha sido saqueada durante
casi 500 años primero por Europa y luego por E.U., pero no es el caso hablar de
ello en este momento. Muy por el contrario hay que hablar de lo que somos y
nuestra realidad.
Recientemente se ha llevado a cabo
en Veracruz la Cumbre Iberoamericana con el título de: “Iberoamérica en el
Siglo XXI: Educación, Innovación y Cultura", título bastante pomposo pero
que busca llegar a las raíces de nuestra identidad y salvar a la Cumbre del
declive en el que paulatinamente fue cayendo con el pasar de los años.
Lamentablemente a la Cumbre le pesa la inasistencia de varios presidentes,
Dilma Rousseff (Brasil) y Cristina Fernández de Kirchner (Argentina) anunciadas
hace tiempo se completan con la falta de Maduro (Venezuela), Evo Morales
(Bolivia) y Daniel Ortega (Nicaragua) teniendo ya sea razones políticas o
económicas.
A México le corresponde ser el
anfitrión en esta ocasión justo cuando pasa por una crisis que no es bien vista
por ningún país que forme parte de la Organización de Estados Iberoamericanos,
algunos pronunciamientos han sido favorables, al son de “confiamos en México” o
“creemos que el gobierno que encabeza Enrique Peña Nieto sabrá salir de la
crisis” los líderes latinoamericanos hacen ver entonces que todo es pasajero,
muy por el contrario, hay pronunciamientos que no le han caído muy bien a
nuestro gobierno como lo fue el del saliente presidente del Uruguay, José
Mujica: “México ‘parece’ un Estado fallido”.
Pero, ¿En qué falla México en
relación con los demás países latinoamericanos? La cumbre se inaugura con el
siguiente discurso de la secretaria general iberoamericana: “Este mundo no está
hecho para andar solo, este mundo está hecho para andar acompañado”, la misma
secretaria hizo hincapié en que no debemos de competir entre nosotros sino
complementarnos y en que la cumbre debe buscar la construcción de la
“ciudadanía iberoamericana” (con todo lo conflictivo que sea ese término).
Es algo que nos conviene a todos,
tanto social, cultural y económicamente, pero México se equivoca en algo, a
México parece no interesarle América Latina. Es, para muchos escritores de
distintas áreas sociales, “un conjunto de países bananeros” y quizá lo fue pero
ya no, los hechos nos demuestran el crecimiento que han experimentado en
últimos años los países que componen más de la mitad del continente.
México ha buscado sin cesar
acercarse a Europa durante todo el siglo XIX y a Estados Unidos durante el XX y
XXI y esto ha hecho, a la larga, que nos encontremos en una especie de limbo
pues pecamos de etnocentristas, ¿cómo le hace un país multicultural para ser
“moderno”? lo hemos hecho simple, olvidándonos de nuestras raíces, de nuestra
conexión con nuestras hermanas repúblicas y obedeciendo ciegamente los mandatos
de los Estados Unidos en pro de un crecimiento económico que francamente no se
ve.
Poco antes de la Cumbre
Iberoamericana se ha celebrado otra, la de Unasur, que se encuentra más
plenamente integrada y que realmente le da importancia a la integración
latinoamericana.
En
Unasur Mujica dice que la vida puede orientarse, que se le puede dar un
sentido. Nada más cierto que eso, pero antes de ser pura palabrería con
intenciones de superación personal hay que repensarla, si la vida puede
orientarse, ¿por qué América no habría orientarse? Claro que puede y es más,
debe orientarse, debe darle un sentido a su vida en conjunto.
¿Y
qué importa ser igual a Europa?, ¿qué nos deja pensar que somos Norteamérica?
Nada. Y es una lección de lógica elemental, Europa es Europa, Estados Unidos es
Estados Unidos, China es China; tonto, lo sé, pero hay obviedad en ello. Le
debemos mucho a Europa: varias costumbres, el idioma, muchos inventos pero
también algunas de nuestras desgracias.
No
somos ingratos, se agradece las aportaciones que hicieron muchos países a
nuestras pequeñas y crecientes naciones pero hemos de acabar con ello, ¡Es hora
de América Latina!, Es hora de que seamos nosotros creadores del pensamiento,
creadores de una realidad para nosotros mismos y no vivir a la sombra de las
grandes potencias como ha hecho México.
Sin
duda una integración de México con América Latina sería más fructífera y beneficiosa
que vivir a expensas de los Estados Unidos. Debemos sacarle partido a la
multiculturalidad aunque sea más fácil arrasar con ella e implantar un
“cultura” única.
Nos
es difícil, somos en sí países jóvenes, inexpertos en la conformación del
mundo. Hay que recordar que no tenemos más de 200 años de vida independiente
(tomando como fecha la de consumación) y que en esos años vivimos diversas
intervenciones e implantación de dictaduras militares auspiciadas por la
Escuela de las Américas en E.U. y metiendo de nueva cuenta las palabras de
Mujica en Unasur que aclaro de nuevo, van más allá de un mensaje de superación
personal:
“Lo
imposible cuesta un poco más, y derrotado, derrotado son sólo aquellos que
bajan los brazos y se entregan. La vida
te puede dar mil tropezones en todos los órdenes: en el amor, en el trabajo, en
la aventura de lo que estás pensando, en los sueños que pensás concretar, pero
una y mil veces, estas hecho con fuerzas para volverte a levantar y volver a
empezar porque lo importante es el camino.”
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